POR:RAFAEL MÉNDEZ
En el sector cooperativo nacional se vienen manifestando tendencias
proclives a desvirtuar la esencia filosófica, doctrinaria y de
principio del Cooperativismo, como forma de organización de la
actividad económica, orientada a la integración de los trabajadores y
de los sectores medios de las distintas áreas de la producción y de
los servicios, y que en otra vertiente se expresa a través de una
política de Gobierno que violenta todos los tradicionales procesos de
formación y constitución de cooperativas en la República Dominicana.
A manera de paréntesis, es importante dejar por sentado los elementos
o rasgos fundamentales que le deben ser comunes a todo tipo de
cooperativa, y que se conjugan en una misma integración, como son la
organización social, la empresa económica y la asociación de personas,
no de capitales, que en su conjunto conforman lo que se denomina
movimiento cooperativo, que se expresa en el plano nacional e
internacional.
Desde el punto de vista de la organización social, la cooperativa es
una empresa social, de carácter democrático y de participación
voluntaria, que integra a los sectores productivos medios, de los
servicios, a los trabajadores y obreros “que unen sus bienes
monetarios y otros medios materiales y sus aportes laborales” para
participar en la vida económica de sociedad en forma de empresa.
En la conjugación de organización social y empresa económica,
intervienen dos elementos esenciales, que le son inherentes a la
cooperativa, que al igual que al resto de las entidades de que
interactúan en la sociedad, como persona jurídica es “sujeto de
derecho de derecho de propiedad”, y que forma parte de la base
económica de la sociedad, aunque huelga aclarar, que su naturaleza es
distinta a la empresa capitalista y al resto de las organizaciones
sociales.
Y como movimiento cooperativo, nacional e internacional, constituye un
aspecto sustancial del cooperativismo mundial, que es la Integración
Cooperativa, de todo tipo y niveles, que formar parte de los
Principios Cooperativos, que constituyen el referente filosófico y
doctrinario diferenciador del resto de las empresas que operan en la
sociedad.
El Estado y la alternativa cooperativa
La promoción, organización, fiscalización, asistencia técnica y
operatividad del sector cooperativo, en sus diferentes tipos y niveles
de empresas cooperativas en la República Dominicana, es atribución del
Estado que lo ejerce a través del IDECOOP, el ente estatal creado
mediante la Ley 31, como órgano oficial a quien también le corresponde
hacer cumplir, dar seguimiento y aplicación de la Ley 127, del 27 de
enero de 1964, que regular la operatividad de las cooperativas de
todos los tipos y niveles.
Esa responsabilidad del Estado Dominicano ha sido desvirtuada durante
varios gobiernos, pero en actual gestión del IDECOOP se han producido
las más aberrantes prácticas en la promoción, organización y la
incorporación de cooperativas al vapor, con el único objetivo de
demostrarle al presidente Luis Abinader que en esa entidad estatal se
está cumpliendo con su deseo de que se constituyen estas formas de
organización de la actividad económica y social.
En honor a la verdad, resulta lamentable que esa correcta y buena
intención del Mandatario se haya desvirtuado de manera tan aberrante
por las actuales autoridades del ente estatal, violentando todos los
procesos de promoción y formación, y llegado al extremo de efectuar el
mismo día, en el mismo salón y a la misma hora, más de cuarenta
asambleas constituyentes de cooperativas, hecho tan insólito, que nos
atrevemos asegurar que no se había visto nunca en ninguna parte del
mundo.
Riesgos de diluir las esencias del cooperativismo
Para muchos que hemos estado vinculado a la actividad cooperativa,
como técnicos o como líderes de alguna de las instancias del
movimiento cooperativo nacional, observamos con mucha preocupación que
una buena parte de las entidades cooperativas de mayor incidencia
nacional, en cuanto al número de asociados y volúmenes de operaciones
económicas, han relegan la educación como el principio básico a un
segundo plano.
Para el movimiento cooperativo mundial, desde sus orígenes, elevó la
educación cooperativa en el más alto peldaño, y parte medular de la
doctrina y filosofía de la organización cooperativa, que además de
formar parte de los Principios Cooperativo la ha establecido como “la
regla de oro del Cooperativismo, y dado que se trata de regla que
nadie debe cuestionar en el sector, llama a preocupación este
descuido, y el hecho de que esas grandes empresas sociales concentren
su accionar principal en el abultamiento de su cartera crediticia.
A lo anterior se añade el hecho de que estas cooperativas, además de
registrar las mayores operaciones económicas, cuentan con el mayor
número de asociados en todo el país o regiones, pero están sostenidas
en una débil estructura social, sus instancias de servicios ramificada
en varias demarcaciones, su principal prioridad es la instalación y
crecimiento de la estructura económica, en tanto la estructura social
funciona con mucha debilidad, y en muchos casos no existen.
(El autor es periodista, ex diputado y ex presidente-administrador del IDECOOP)