lunes, diciembre 2, 2024

¡Maduro, perdiste!: sal por la puerta que sea porque al final la cagaste

Por MAXIMO CAMINERO

¿Qué podemos decir cuando nos creemos «únicos»? La historia correrá contigo o sin ti. No hay nada que el tiempo no separe. El camino de los pueblos no es diferente al de cada individuo: tropezamos, caemos, nos levantamos… seguimos.

Lo que hoy pasa en Venezuela no debió de pasar nunca, pero suele pasar con regularidad en todo el ámbito planetario. El ego del hombre y sus acólitos son el detonante para transformar dictadores.

Si bien es cierto que «el guión» norteamericano es harto conocido, imponer su voluntad a como de lugar, también lo es el guión humano.

Maduro logró sostener su régimen a pesar de las intrigas del imperio. Restricciones a la industria, piezas de repuestos, materias primas, créditos en la banca mundial y un sinnúmero de «triquiñuelas» que hacen temer a quienes se atrevan a negociar con estos.

No solo esas «jaladas de oreja» que hacen al pueblo sufrir desabastecimiento y obligan a buscar la forma de irse del país, sino hasta intentos de asesinato a plena luz del día y a los ojos de todos, como le pasó a Allende y a él mismo.

¿Qué esperaban los otros? ¿Qué se arrodillara como muchos? ¿Y que se hiciera parte de la oligarquía que, tradicionalmente, ha vendido a nuestros pueblos? No sucedió así, pero él «intentó» seguir el juego de la democracia y le fue mal…

¿No se dio cuenta de que para ser dictador hay que ser socio de «la corporación»? Si no, que le pregunte a Ortega cómo ha sostenido y mantenido relaciones «cordiales» con Rusia, China, Corea del Norte, del Sur, Estados Unidos y demás países contrarios del mundo.

La gente se cansa de lo mismo, es su naturaleza, así la cosa esté buena. Necesitan cambios, respirar y probar otras cosas porque solo así podemos «encontrar» el sabor que nos gusta.

La palabra del hombre debe ser íntegra y eso significa que al jugar, solo dos cosas pueden suceder; ganar o perder y Maduro perdió. Pero no una perdida ligera y apretada, sino una perdida «intapable» donde una inmensa mayoría votó en contra y hay que respetar a la gente y asumir la derrota.

Debe permitir que el pueblo también se equivoque, porque todos los países del mundo, como cada uno de nosotros, «madura» de acuerdo a las experiencias vividas.

Cuba volverá a la época republicana y volverá a quejarse de los ladrones y hasta «añorarán» que vuelva otro Fidel Castro, tal y como hoy muchos dominicanos quisieran ver de nuevo a Trujillo en el trono, vainas que uno no entiende…

«El mérito es de la verdad, no de quien la dice», dijo José Martí, hace más de cien años y así seguirá por siempre. Esto lo digo por algunos de mis amigos que suelen «colocarme» de un lado cada vez que hago estas reflexiones.

Estoy del mismo lado de la verdad, aunque no todos la vean.

Hoy la sangre innecesaria tiñe la tierra de Bolívar, otro que también lo dio todo y terminó ultrajado y vilipendiado, como Duarte y el mismo Martí, y el tiempo les dio su lugar.

¡Maduro, perdiste! Sal por la puerta que sea porque al final la cagaste. No aprendiste de Lula, de Obrador, de Petro, ni de los tupamaros, ni de la izquierda chilena o uruguaya. El buen revolucionario siempre acepta la voluntad de todos.

¡El pueblo te dijo ya! Así que vete tranquilito que, «si en verdad te quieren», te volverán a llamar… Y si no, no importa, nadie es imprescindible. ¡Ni siquiera tú y yo menos! ¡Salud! Mínimo Madurero.

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