Por: Danilo Cruz Pichardo
En Estados Unidos, principal potencia del mundo y supuesto modelo de democracia, acaba de registrarse la campaña más sucia de toda su historia. En múltiples ocasiones el presidente electo se refirió de forma despectiva a su adversaria demócrata, Kamala Harris, por su raza, su baja estatura y por el uso del telepronpter para la pronunciación de sus discursos. La señora Harris, por su parte, supo también descalificar a Trump por las imputaciones de hechos ilícitos de que es objeto.
Hasta al propio presidente de Estados Unidos, JoeBiden, se le vio expresar lo siguiente: “Si a alguien me gustaría patearle el trasero, ese es Donald Trump”. La campaña electoral de Estados Unidos no aportó nada positivo al electorado de ese país, tampoco a los ciudadanos del mundo que dieron seguimiento al proceso, a pesar de las guerras que amenazan a la humanidad, al preocupante cambio climático, a la falta de energía limpia, la deuda externa, el déficit fiscal de esa gran nación, la producción económica, los derechos de la mujer y la juventud, entre otros de igual y mayor importancia.
Ante los resultados electorales que favorecieron a Donald Trump, muchos se preguntan: ¿Se cayeron las encuestas? No se cayó ninguna encuesta, pues las firmas de mayor prestigio daban un empate técnico. Inclusive el New York Times otorgó un 48% tanto para Trump como para Harris. Se sabe que las investigaciones de opinión, pese a su carácter científico, tienen un margen de error de un 3%. Además, durante las entrevistas que les hacen a los encuestados pueden producirse respuestas que resultan ser falso positivo. En Estados Unidos, por ejemplo, a muchos jóvenes les avergonzaba decir que votarían por Trump, siendo su candidato preferido.
Posiblemente el lugar más difícil del mundo de hacer encuestas fiables es Estados Unidos, porque el voto popular no tiene mayor importancia. Da lo mismo ganar un estado con un voto como ganarlo con millones de votos.
Hay que admitir que las encuestadoras no tuvieron la certeza que mostraron las casas de apuestas, que en todo momento sostuvieron que Trump ganaría. Es lógico deducir que, en un país que nunca ha tenido a una mujer de presidente y con prejuicios raciales arraigados, de mayoría blanca conservadora, se imponga un hombre rubio que levanta un discurso nacionalista, pese al escenario de empate de los estudios de opinión. No se impuso, en consecuencia, un plan de Trump. ¿Qué Plan teníaTrump? Se impuso el hombre blanco ante una mujer negra, se impuso el racismo y el machismo.
De todas maneras, hay que reconocer que Donald Trump es un gladiador incansable, un hombre que nunca se da por vencido. Inclusive supo vencer estando vencido. Todos pensaron que cuando este hombre salió de la Casa Blanca, en el 2021, sin reconocer la victoria de Joe Biden, estaba sepultado políticamente. Más cuando un jurado de New York, en fecha 30 de mayo de 2024, lo encontró culpable de 34 cargos criminales. El mundo entero pensó que este caballero no tenía escapatoria, no solo que no podía ser candidato, sino que iría directo para la cárcel.
Sin embargo, el 1ro. de julio del presente año la Corte Suprema de Estados Unidos le concede una inmunidad parcial, que le permite continuar la carrera por la Presidencia. Se trata del mismo Donald Trump que ha sabido imponerse al fisco, a todos los líderes del Partido Republicano, a la justicia y sobrevivir a dos atentados criminales. Ahora se convierte en el único presidente de Estados Unidos en salir y volver. Todos los demás, que lograron la reelección, lo hicieron de forma consecutiva.
Se dice que una vez Trump asuma el poder su gran reto sería unificar al país y al mundo. Estados Unidos está dividido en dos mitades, pero eso suele ocurrir cada cuatro años y después retorna la normalidad. El gran problema está en la Guerra de Rusia y Ucrania, también el conflicto simultáneo que mantiene Israel en Gaza y con varios países árabes y la República Islámica de Irán. Si Donald Trump logra resolver esos problemas, estaría haciendo una gestión muy superior a la de Biden, por lo menos en el plano exterior.
Nadie descarta, empero, dada las buenas relaciones que le atribuyen tener con Bladimir Putin, presidente de Rusia, que pueda dar solución a grandes problemas geopolíticos, contribuyendo así a bajar tensiones y pacificar al mundo. La mayor diferencia de Trump parece tenerla con China y se circunscribe, sobre todo, al carácter comercial.
Indistintamente de las diferencias que se pueda tener con Donald Trump e inclusive a su eventual desempeño como presidente de Estados Unidos por segunda ocasión, hay que reconocer que es un ser humano valiente, que no lo intimida nada. Por lo pronto acaba de alcanzar dos grandes anhelos: retornar a la Casa Blanca y recobrar el amor de Melania. Trump y Melania, el amor de su vida, mantuvieron durante varios años un matrimonio de “cama vacía”. Ella estuvo ausente durante toda su campaña, pero fueron a sufragar juntos a la Florida y la antigua modelo eslovena se convierte nuevamente en primera dama del país más poderoso del mundo.