PENSILVANIA.- Rodeada del cariño de sus seres queridos, Josefa Soriano viuda Castillo, arribó a sus 102 años de vida, edad en la que aún conserva el disfrute por la música escuchando y bailando a ritmo apacible un buen merengue, haciendo alguna que otra tarea del hogar, para mantenerse activa y degustando los platos típicos de su preferencia.
Su prole, de 13 hijos, 59 nietos, 129 biznietos, 82 tataranietos, además de dos “chornos”, se unieron para rendirle un cálido homenaje a esta centenaria mujer cuya longevidad asumen como un regalo de Dios.
Su hijo Raphy Castillo fue quien organizó el montaje, la celebración y las invitaciones para el significativo cumpleaños. Él la trajo consigo a los Estados Unidos, donde vive al cuidado de una hija, en el año 1990.
Ninguno quiso perderse el momento. Viajaron desde la República Dominicana; Madrid, España; Denver, Colorado, así como de Nueva York y New Jersey para reconocerle, agradecerle y felicitar a esta extraordinaria matriarca familiar.
Entre sus nietos se cuenta Josefa Castillo Rodríguez, Superintendente de Seguros de la República Dominicana, miembro de la Dirección Ejecutiva del Partido Revolucionario Moderno (PRM) y cuatro veces diputada al Congreso Nacional.
Josefa Soriano nació un 29 de junio de 1920 en el poblado de San José de los Llanos, San Pedro de Macorís. Sus padres fueron Jovita Soriano y Ángel Saturria. Jovita ejerció como la comadrona del poblado Andrés, Boca Chica.
Centenares de hombres y mujeres, muchos de ellos hoy profesionales, técnicos, abogados, médicos y políticos fueron recibidos al nacer en las manos de esta partera que ayudaba a sus madres a dar a luz. Falleció a los 100 años.
Su padre, Ángel, era un agricultor dedicado a labrar la tierra. Nació y residía en el paraje Victorina, campo cañero. Su deceso se produjo a los 104 años de edad.
De San José de los Llanos, Josefa Soriano se fue a vivir de joven a Boca Chica luego de casarse a los trece años con Miguel Castillo (Alemán), quien entonces tenía dieciocho años, y se desempeñaba como dirigente sindical y obrero del central azucarero de Andrés.
Fue también un hombre bohemio que al llegar del trabajo en el ingenio tocaba la guitarra, en horas de la tarde, en la galería de la casa. Disfrutaba escuchar el son. De éste, heredó su vocación para tocar instrumentos y el gusto por la música, su hijo Raphy Castillo. Murió en el año 1982.
Por su lado, Josefa Soriano, de notable inteligencia se interesaba por las plantas y sus propiedades curativas, conocimiento que empleó en el rol de naturalista en Boca Chica elaborando infusiones caseras para combatir malestares y dolencias repentinas.
SU LONGEVIDAD
Raphy relaciona su longevidad a su buen humor, siempre una cálida sonrisa en el rostro, y a la calidad de vida que le han dado sus hijos y sus familiares.
“Su estado de salud es estable sin ningunas complicaciones. Se mantiene fregando y limpiando, no con mucha frecuencia, pero trata de mantenerse activa. Crío trece hijos, ocho de los cuales viven. Tiene cincuenta y seis nietos, además de biznietos y tataranietos.
También tiene dos chornos en su quinta generación. Su cumpleaños se celebra cada año con la asistencia de todas sus generaciones así como los amigos de la familia”, agrega.
“En su juventud fue hogareña y servicial con las personas. Tenía el don de hacer remedios caseros. La llevé conmigo a los Estados Unidos en el año 1990. Come de todo, pero lo que más le gusta son las verduras, pescados y alitas de pollo”, cuenta Raphy sin ocultar su orgullo por la anciana madre.
Pero su perdurabilidad, de acuerdo a Raphy, se relaciona con el consumo de alimentos orgánicos como son las hortalizas que cultivaba en el patio de su casa.
A su edad, Josefa Soriano canta y baila. En sus más insistentes recuerdos, que suele contar, evoca el lindo romance que mantuvo y la vida al lado de su desaparecido marido un bohemio cantor.
Raphy, quien estuvo en la orquesta de Luis Ovalles, posee su orquesta musical “Sexteto Quisqueya”, un grupo sonero salsero. Es también empleado de una compañía privada. Precisa que a la celebración del cumpleaños asistieron 130 invitados con la participación del cantante Henry Castro, merenguero de los 80 y de la maestría de ceremonia se encargó el Chino Méndez, reconocido locutor y salsero.
Al concluir, Raphy insiste: “Lo que en verdad ha ayudado a conservar a mi madre es el amor infinito de sus hijos, nietos, biznietos y tataranietos, al igual que sus amigos, porque ella sembró amor y amor recibe”.