Por: Danilo Cruz Pichardo
La estrategia del Gobierno, electoralmente, se centra en competir con Leonel Fernández, dato que quedó confirmado en el discurso pronunciado recientemente en Santiago por el presidente Abinader, al dejarlo entrever en varios pasajes, de forma particular al referirse al parqueo de la UASD, construido con el préstamo de la Sun Land. Esa obra tuvo un costo superior a la construcción de tres recintos universitarios que se levantan en la actual gestión.
Se sabe que todas las obras construidas por el peledeísmo fueron sobrevaluadas. Que Leonel Fernández, particularmente, debió pedir disculpa pública a la población y nunca lo hizo, que se considera infalible y no ha sabido siquiera reciclar su entorno –como lo hizo Balaguer para las elecciones de 1986– y sigue rodeado de figuras tan repudiadas como Félix Basutista, Guzmán Fermín y Roberto Rosario, estos dos últimos cogiendo cámaras de forma regular.
Se recuerda, además, que en los gobiernos de Leonel Fernández se firmaron los contratos más leoninos para el interés nacional, entre los cuales están el de San Soucí, con Lisandro Macarrulla y la familia Vicini, así como el de la Barrick Gold, donde la compañía extranjera se quedaba con un 97% de los beneficios y el Estado apenas con el 3%.
Un eventual retorno de Leonel Fernández constituye un retroceso, porque sería cercenar los pequeños avances experimentados en el Ministerio Público, en la Cámara de Cuentas, en la Junta Central Electoral y en las altas cortes, como el Tribunal Superior Electoral, la Suprema Corte de Justicia y el Tribunal Constitucional.
Sin embargo, que nadie venga con el cuento que un político tan racista y clasista como Luis Abinader representa un cambio importante. ¡Jamás! Luis Abinader está gobernando con la oligarquía dominicana, solo hay que observar los rostros de las personas que ocupaban los asientos del auditorio: todos eran empresarios de Santiago, blancos, con las mejillas rosadas del bienestar, los cuales aplaudían con entusiasmo, en defensa de sus intereses.
¿Cuáles son los privilegios e intereses de esos empresarios? Exoneración de impuestos y aranceles, préstamos del Banco de Reservas impagables o a tasas por el suelo, concesión de tierras y playas turísticas, contratos en desmedro del Estado, entre otros. Este es un Gobierno auténtico de la oligarquía.
Luis Abinader resalta mucho la baja de la tasa de cambio, pero la causa está en el incremento de la deuda externa. No es verdad que Héctor Valdez Albizu hace magia. Nunca antes se había tomado tanto dinero prestado, divisas fuertes, en un período de dos años. Además, ¿esa baja del costo del dólar se ha transferido en beneficio de la población? No, no y no. Contrariamente: la inflación de bienes y servicios es significativa, ha aumentado todo, empezando por los productos de la canasta familiar y la tarifa eléctrica.
Este es un Gobierno donde imperan los conflictos de intereses, porque el grueso de los funcionarios son empresarios. Todos, casi todos, son empresarios, con la agravante que fueron designados en sus mismas áreas.
Celso Marranzini, por ejemplo, un sujeto que genera rechazo, por los malos recuerdos de la población por sus pasos por la antigua CDEEE, todo el mundo sabe que es un empresario generador de energía y simultáneamente es jefe de las Plantas de Punta Catalina. ¿Cuáles intereses representa ese caballero, cuya designación coincidió con la elaboración de un contrato mostrenco de fideicomiso de ese estratégico patrimonio estatal?
En esa misma dirección se puede hablar de la situación del Ministerio de Agricultura, donde está uno de los mayores productores de arroz del país, cereal que no deja de subir coincidentemente.
Si nos vamos al Banco de Reservas también se le entregó a banqueros y a empresarios de Santiago, a los Haché y a otras familias sonoras. Y es el mismo ejemplo en todas las instituciones del Estado.
Se resalta mucho la pujanza del turismo, pero ¿quiénes son los propietarios de los hoteles y risorts turísticos? Los Mismos funcionarios del Gobierno, inclusive varios de ellos están asociados. Y pagan menos impuestos y menos aranceles, porque como todos los empresarios lo que procuran es ganar dinero y ganar más, razón por las que inclusive se llevan muchas veces sus empresas a paraísos fiscales.
Y es muy bueno el estar tomando miles de millones de pesos del presupuesto nacional para promocionar las bondades del Gobierno dominicano, incluyendo a su turismo, un turismo que en ocasiones puede ser de cloaca, porque contar de que cada vez el flujo sea mayor se dejan entrar al país delincuentes de todo el mundo, verdaderos depravados sexuales que pueden dañar a nuestros niños y niñas.
Es muy cómodo seleccionar a un individuo vulnerable y desacreditado como Leonel Fernández. Es, además, una falta de ética tomar una fecha patria para un acto reeleccionista y politiquero, mediante el uso de los recursos públicos.
Es cierto que Leonel Fernández representa un retroceso, pero con la oligarquía mafiosa no se avanza tampoco. Los dominicanos necesitan un gobierno que tome en cuenta a las grandes mayorías nacionales. A los pobres y a los miembros de la clase media, a los que Luis Abinader cubeó.