Por: Danny Pujols
Azua, RD.– En la calurosa y vibrante comunidad de Los Negros, en Azua, una mujer se ha convertido en símbolo de lucha, esfuerzo y dignidad. Su nombre es Kenia Pérez, pero todos la conocen cariñosamente como «La Mula», por recorrer pueblos y barrios montada en su viejo motor, vendiendo pescado frito para ganarse la vida con orgullo.
Cada día, Kenia sale desde temprano con su cargamento de pescado frito, recorriendo zonas como La Bombita, Puerto Viejo, Los Jovillos, Pueblo Viejo, entre otros, donde ya es una figura conocida y querida por su carisma y determinación. Su motor, al que ella llama «el cariñoso», se ha vuelto su fiel compañero de batallas y símbolo de su espíritu emprendedor.
Pero más allá de su trabajo incansable, Kenia guarda un anhelo que toca el corazón: “No quiero morirme sin conocer al Lápiz Conciente”, expresó entre lágrimas durante una conversación con Daneris Santana.
Kenia sueña con abrazar algún día a Avelino Figueroa, mejor conocido como El Lápiz Conciente, una de las figuras más influyentes del género urbano dominicano. “Quiero verlo aquí, en mi casa o en mi negocio. Abrazarlo y decirle cuánto lo admiro. Ese es mi sueño antes de morir”, dijo emocionada.
Su testimonio ha comenzado a circular en redes sociales, conmoviendo a muchos que ya han comenzado a etiquetar al artista, con la esperanza de que este noble deseo se haga realidad.
Más allá de la música, la historia de Kenia y su admiración por El Lápiz refleja cómo las figuras del arte pueden impactar la vida de personas humildes, convirtiéndose en referentes de inspiración y esperanza.
¿Será posible que el Lápiz Conciente escuche el llamado de esta mujer valiente? La comunidad de Azua espera que sí.
