Por: Jhonny González
La VII Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños -Celac-, celebrada recientemente en Argentina, representó un punto de avance, al menos en la retórica, del largo y espinoso camino hacia la integración regional. El debate protagonizado por algunos jefes de Estados exigía pasar del discurso a la acción.
El presidente de la República de Uruguay, Luis Lacalle Pou, hizo énfasis en la necesidad de abrirse al mundo y fomentar una zona de libre comercio dentro del bloque.
Destacó la voluntad de su país de abrir la región al resto del mundo y reconoció las instancias de diálogo de la Celac con otros bloques, como la Unión Europea, China, India y la Unión Africana.
Mientras que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en un mensaje grabado, dirigido a los Jefes de Estados presentes en la VII Cumbre de la Celac, reafirmó el compromiso de México en favor de una América unida e integrada para fortalecerse como región estratégica en el mundo capaz de garantizar mejores condiciones de vida a los habitantes de cada país del continente.
Otro elemento relevante de la cumbre fue la presencia de Ignacio -Lula- Da Silva y su capacidad de impregnar a la Celac el liderazgo necesario para mantener en pie una organización que generó muchas dudas desde su nacimiento como una estructura política integracionista regional sin la presencia de los Estados Unidos, capaz de desplazar la OEA en ese propósito.
El Mercosur: un escollo al proceso de integración
Pese a los connotados discursos de los presidentes en favor de la integración regional, persisten obstáculos en el horizonte para la consecución de la anhelada integración. Luis Lacalle Pou busca un acuerdo bilateral de libre comercio con China, algo prohibido por el Mercosur, que obliga a sus integrantes -Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay- a negociar de forma conjunta con países ajenos al bloque.
El presidente uruguayo, en cambio, defiende que la negociación bilateral con China no está reñida con su pertenencia a Mercosur y que una vez alcancen un acuerdo ofrecerán a los demás integrantes del bloque sumarse a él.
Gustavo Petro: ¿la voz de la izquierda en la cumbre?
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, celebró el cambio de rumbo después de años en los que la voz de América Latina ha sido “cada vez menos escuchada”. Para el nuevo presidente de Colombia, la crisis climática ofrece una gran oportunidad para crear proyectos regionales, dada la importancia de la selva amazónica, el mayor pulmón del mundo, para combatirla y la capacidad de muchos países latinoamericanos para generar energías limpias que contribuyan a la descarbonización de las economías mundiales.
Su participación, por primera vez en este evento, deja una impronta importante a partir de un enfoque ideológico de una izquierda, no radical, pero que aboga por la reivindicación de los pueblos de América Latina, la erradicación de las desigualdades, de más y mejores oportunidades para las grandes mayorías y, para lo cual, el proceso de integración regional, debe ser el instrumento idóneo para lograr la superación de las grades problemáticas, originadas por el proceso colonizador en toda la región.
Declaración de Buenos Aires
Dicha Declaración recoge toda la amalgama de voluntades de los Jefes de Estados y de Gobiernos que integran la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños -Celac-. Su articulado refleja la disposición de impulsar una integración regional basada en el respeto mutuo y en el marco de los valores democráticos que rigen al grupo de países que la componen y la necesidad de crear un bloque de naciones, con historias y culturas comunes, que permita fortalecer su posición ante el mundo.
Los Jefes de Estados reafirman el compromiso de los miembros de la Celac para avanzar con determinación en el proceso de integración, promoviendo la unidad y la diversidad política, económica, social y cultural de sus pueblos, con el propósito de que América Latina y el Caribe tenga plena conciencia de su proyección como una comunidad de naciones soberanas, capaz de profundizar los consensos en temas de interés común y contribuir al bienestar y desarrollo de la región.
También manifestaron su compromiso con la consolidación de la presencia de la Celac en la esfera global, promoviendo la ampliación y el fortalecimiento de los vínculos del bloque con organismos internacionales, regionales y subregionales, una clara alusión al multilateralismo como herramienta para el buen desarrollo de alianzas estratégicas con otros bloques para beneficio del colectivo.
Solo queda esperar si la Celac podrá superar los retos que significa concretar una integración regional a la que todos aspiramos, pero, cuyos intentos, en la mayoría de los casos, han quedado en el tintero, en hermosos y efusivos discursos, mientras los pueblos ven lejana la esperanza de la tan necesaria y ansiada Unidad Latinoamericana.
El autor es periodista y diplomático. Reside en Nicaragua.
