Por Máximo López hijo
Dice un proverbio turco: “Cuando un payaso se muda a un palacio, no se convierte en rey; sino que el palacio se convierte en un circo”. Traigo a colación este excelente proverbio turco –en donde una vez estuvo el imperio otomano– el más grande conocido por la humanidad, debido a que la sociedad dominicana ha sentido que han querido darle “pan y circo” como se hacía en la antigua Roma, para así despojar al ciudadano: con el entretenimiento, su espíritu crítico.
Pero, la estrategia no ha resultado. Creemos que el presidente Abinader, se ha abierto demasiados frentes al mismo tiempo: Reforma fiscal, reforma a la constitución, reforma laboral, reforma del sistema de la seguridad social, reforma policial, unificación de ministerios, en fin.
Un pato inexperto zambulle primero la cola, eso ha hecho el presidente, empezó con el final, al no llamar al dialogo nacional, el anda con una granada de mano con el pasador quitado, corriendo el riesgo de que en cualquier momento le explote en la mano.
¿Porque decimos eso? Solo debemos recurrir a la historia reciente dominicana, y remontarnos –coincidencialmente– a lo que era el Partido Revolucionario Moderno (PRM) en el 1984, Partido Revolucionario Dominicano (PRD) cuando gobernaba Salvador Jorge Blanco, recordar la fatídica “poblada” ocurrida los días 23,24 y 25 de abril de 1984, en este levantamiento popular murieron cientos de dominicanos, por protestar en las calles ante los altos precios de los alimentos básicos, fruto del acuerdo del gobierno de Jorge Blanco y el Fondo Monetario Internacional (FMI), ya lo dijo el refranero popular: un estomago hambriento no tiene oídos.
Busquemos mediante la vía del dialogo una solución entre todos, señor presidente, solo mire como todo el pueblo se ha unido en contra de esa «REFORMA FISCAL» a una sola voz.
Cuando explota una crisis, los resultados y consecuencias, en ocasiones son impredecibles, quien le iba a decir al presidente argentino Antonio de la Rua, que lo iban a sacar en un helicóptero, desde la azotea de la casa presidencial, (la Casa Rosada) el 20 de diciembre del 2001, fruto de la crisis económica y social sin precedentes, creada por su gobierno, lo que dio al traste con protestas y su eventual renuncia
La historia está ahí, y es como un espejo en el cual, si queremos y somos sensatos nos podemos mirar, señor presidente.