Por: Plinio Llaverias
La situación actual en Santo Domingo Este refleja un alarmante retroceso en la defensa de la libertad de prensa y la expresión democrática. La reciente persecución a medios de comunicación, particularmente en el caso de Fernando Buitrago, pone de manifiesto la intolerancia que se ha instalado en la administración municipal. Este comportamiento no solo representa un ataque a la prensa, sino que también amenaza la esencia misma de la democracia que el Partido Revolucionario Moderno (PRM) prometió restaurar.
El alcalde, al intentar silenciar a la prensa mediante tácticas intimidatorias, revela un enfoque egocentrista y autoritario que busca socavar la credibilidad del PRM. Este partido, que alguna vez fue visto como el abanderado del cambio y la democracia, ahora enfrenta la amenaza de ser percibido como un régimen opresor. Las acciones del alcalde no son solo un error político; son una clara señal de que no tolera la crítica ni las opiniones fundamentadas, incluso cuando provienen de informes de regidores en la sala capitular.
La historia nos recuerda que este tipo de persecuciones no son nuevas en la República Dominicana. En las décadas de 1960 y 1970, numerosos periodistas sufrieron represalias por sus denuncias sobre la corrupción gubernamental. Hoy, aunque el contexto es diferente, los ecos de aquel pasado resuenan en las acciones del alcalde. La censura y el miedo no tienen cabida en una democracia saludable; lo que estamos presenciando es un retroceso hacia prácticas que deberían haber quedado atrás.
La libertad de prensa es un pilar fundamental de la democracia. Sin la capacidad de informar y opinar sin temor a represalias, la sociedad se empobrece. Los intentos de silenciar a la prensa son un ataque a todos los ciudadanos y a la transparencia que deben regir en las instituciones públicas. La democracia no puede prosperar en un ambiente de silencio y miedo; necesita un espacio donde se escuchen diversas voces y se debatan ideas.
Es preocupante que, en lugar de dirigir su ira hacia los regidores que presentaron el informe y dieron sus declaraciones, el alcalde opte por atacar a los medios de comunicación. Este tipo de reacción solo subraya su falta de respeto hacia el proceso democrático y su incapacidad para manejar la crítica constructiva.
La comunidad debe permanecer alerta y unida en defensa de la libertad de prensa. Apoyamos a Fernando Buitrago y a todos los medios que se atreven a informar sobre la verdad. La democracia se construye con más democracia, y es imperativo que todos defendamos nuestro derecho a una prensa libre y a una expresión abierta. Si el PRM realmente desea ser un partido de cambio, debe rechazar estos actos de intimidación y reafirmar su compromiso con la libertad y la transparencia.