Por DAYVI LOPEZ VARGAS
Las inundaciones demostraron su capacidad destructiva en toda la ciudad de Santo Domingo. Sus efectos son cada vez más graves y catastróficos. La magnitud de las precipitaciones hace realidad el cambio climático y sus efectos. Todos fuimos testigos de manera directa e indirecta de los daños humanos y económicos causados.
La planificación es importante, no para frenar la lluvia, imposible detenerla por decreto u otro medio, pero sí evita daños mayores. El fenómeno ocurrió a partir de las cinco de la tarde: si se hubiese enviado a los ciudadanos a sus casas, solo dos o tres horas antes, la historia hubiese sido otra.
Hay que estar claros que la ciudad de Santo Domingo crece de manera sorpréndete, por lo que los procesos de urbanización (contrario a cincuenta años atrás) influyen en los procesos naturales de absorción y evaporación de agua.
El Gral. Trujillo tuvo un sistema de alcantarillado moderno, pero una ciudad y población urbana pequeña. La ciudad y su centro lo era Gazcue y la Zona Colonial. Mientras que hoy en día es mucho mayor y con considerable desorganización.
El colapso de los sistemas de drenaje pluviales se ve también en ciudades desarrolladas de Europa y, no hay que estar con el dedo acusador e irresponsable. Si bien tenemos una cuota de responsabilidad, el principal culpable lo es el cambio climático.
Ahora bien, nosotros agravamos los efectos climáticos cuando no se siembran árboles. Tenemos verdaderas ciudades de cemento y algunos arbustos; nosotros provocamos que se tapen los desagües con excesos de basura; las empresas ferreteras, que están en todas partes, tiran desechos, entre ellos: arena, que termina tapando los filtrantes y, por lo tanto, tienen su cuota de responsabilidad.
Las casas y casuchas entre los ríos desvían el curso natural del agua haciendo que se desplace por otros cauces. Resulta y llama la atención que, al lado del Mar Caribe, sus calles se inunden y que, en avenidas como la Máximo Gómez, con inclinación natural al mar, esta no pueda llegar a su destino, aún, un destino que no necesita inversión considerable.
Esta lluvia, de corta duración y gran intensidad, deja claro la necesidad de una organización de estrategia de gestión y mitigación de inundaciones; y de hacer un esfuerzo en identificar científicamente las causas para posibles soluciones. La inteligencia es la capacidad de adaptación y, por lo tanto, debemos adaptarnos a esta realidad y cambios que cada día son más intensos y destructivos.
Finalmente, de manera responsable y honesta, si vamos a emplear el dedo acusador en señalar culpables, debemos decir que: ellos, él, ella, tú y yo somos los culpables.