jueves, diciembre 12, 2024

¡Esto no lo aguanta nadie!

Por José Francisco Peña Guaba

A los que estamos en la oposición se nos tilda de irracionales y sectarios, que solo buscamos dar noticias tremendistas, con el fin de reposicionar en el mercado electoral las candidaturas de los opuestos a los del Gobierno del Cambio.

No niego que exista algún interés subyacentes de algunos opositores, a los cuales les importa más llegar al gobierno, que las penurias que realmente está pasando el pueblo humilde y trabajador que no encuentra salida a los asfixiantes problemas de su diario vivir.

Es que la República Dominicana es desde hace mucho uno de los países más caro de la región, y cada día lo es más, solo se quedarán viviendo aquí, si esto sigue así, los que no consigan una visa, porque medio país se quiere ir, ya que se encuentran atrapados y sin salida.

Nuestra República Dominicana es un país para ricos, solo estos soportan los inmensos gastos que tiene una familia para vivir dignamente, los demás, los de abajo y los de la clase media, sobrevivimos todo, porque el dinero escasea y cada día el peso nuestro tiene menos valor, pero si bien es cierto que los sectores vulnerables la están pasando muy mal, aunque la angustia mayor y suene paradójico lo tenemos los de la mal llamada clase media, que no nos da nunca nuestros ingresos para cubrir los gastos y vivimos enliados, en las manos de los prestamistas y del sector financiero que no nos sueltan, porque los dominicanos estamos de una deuda en otra.

Este sistema está hecho para matar del corazón por el estrés a todo buen ciudadano que por más esfuerzo que haga, simple lo que percibe no le da para terminar el mes y ahí siempre activos y vigilantes están los acreedores del esfuerzo y el sudor ajeno para terminar de sacarle lo poco que le queda a los que se resisten todavía a darse por vencido.

Esta espiral inflacionaria viene desde hace mucho tiempo atrás siendo sinceros, pero en estos dos últimos años se ha vuelto insoportable, porque la mayoría de los productos de consumo masivo se han duplicado en precio, y no hablemos de los materiales de construcción, donde hay renglones que han aumentado hasta un 400% ¿a dónde llegaremos? porque nadie aquí gana para soportar estos constantes, excesivos y abusivos aumentos de precios.

El Gobierno del Cambio no es únicamente culpable, solo en parte, porque estamos en medio de una multicrisis mundial (sanitaria, económica, monetaria, social, alimentaria y geopolítica), pero no toma reales y asertivas decisiones, para proteger a los sectores más afectados y nos han dejado a todos a la merced de la voracidad de comerciantes abusadores, que se están aprovechando de la crisis para ganar cada día más en detrimento de los raídos bolsillos del pueblo, y el gobierno no hace absolutamente nada para defendernos, al parecer nos hace falta un chapulín colorado ante tanta insensibilidad mostrada.

Toda la estructura comercial desde los importadores y productores hasta el último eslabón de la cadena de distribución, que son los colmaderos, están haciendo su agosto, porque venden los productos como se les da la gana, y existen diferencias abismales de precios de un mismo producto en diferentes centros de ventas de un mismo nivel, y nadie sabe dar una explicación a los ciudadanos todo, porque han dejado la población huérfana en medio de la ley de oferta y demanda, donde hay más de acaparamiento y agiotismo que de un auténtico mercado competitivo, porque pareciese que toda la estructura comercial se han puesto de acuerdo simultáneamente para asaltar los magros ingresos populares prevalidos de la megacrisis en qué nos encontramos, a la cual no se le ve el fin.

Ni el mejor matemático tiene una fórmula para que los cuartos den, porque hoy usted compra un producto a un precio, y usted se planifica para ese monto, y cuando vuelve a comprarlo cuesta muchísimo más, en todo es así, lo justo y mucho menos lo barato existe ya, todo está dolarizado aquí, menos los sueldos de la gente.

Presentó en este “decálogo a la impotencia” lo que estamos viviendo los dominicanos día a día, veamos:

1. El que va a un supermercado a hacer una compra para un mes, deja el sueldo entero, porque con 10 mil pesos solo se lleva dos funditas, es guapo o tiene bien apertrechado el bolsillo hoy el que llena un carrito;
2. Los colmados en 3 o 4 cositas como en un botellón de agua o cualquier tontería faltante para cocinar, le llevan de lo más campante a cualquier cristiano una facturita de 1,000 pesos;
3. El que tiene un carro, tiene una querida adicional, porque entre el gasto diario de la gasolina, aceite, lavado, mantenimiento, mecánico y seguro, tiene que gastar una fortuna, es como mantener una casa paralela;
4. El que tiene hijos y lo quiere mandar a estudiar a un colegio privado que se persigue, porque dejará ahí todos los beneficios marginales, doble sueldo, bonificación o préstamo, pues esto parece imposible, pero la mayoría de los colegios en este país cobran más que la mayoría de las universidades, que innegable abuso;
5. De la electricidad ni hablar, debe ser la nuestra la más cara de la bolita del mundo y este mes subrepticiamente le aumentaron la factura a todo el mundo, muchas casas pagan como si fuera una pequeña industria que tuvieran, ¡hasta dónde llegará esto!;
6. Los intereses están acabando con la gente, formales e informales, somos prisioneros de los acreedores financieros que se llevan el grueso de nuestros ingresos, en la cuota de las casas o apartamentos, en las tarjetas de créditos o en los benditos préstamos que nos metemos para salir de apuros, de lo cual nunca salimos, en este país no existe quién no deba;
7. Las empresas del sector salud, sobre todo los laboratorios farmacéuticos y la cadena de distribución, no tienen perdón de Dios, los costos de los medicamentos van en aumento diario y los que tenemos condiciones de salud, gastamos tanto de medicinas como de alimentos, el que toma pastillas para la presión, la diabetes u otras muy comunes gasta más diariamente en las mismas que en alimentos, si esto sigue así se morirán mucho más gente, porque no pueden pagar los medicamentos para vivir;
8. Los pagos de cuota de mantenimiento en los apartamentos y en muchas de las urbanizaciones son en verdad el cobro de un alquiler, y ni hablar de los servicios independientes para sus casa, porque el que contrata un pintor, un plomero o un electricista tiene que dejar el cheque en cualquier arreglito, conozco amigos que pagan altísimas cuotas de mantenimiento, que sumado a los préstamos hipotecarios, pareciese que les salen las habitaciones de sus viviendas tan caras como un hotel;
9. Ni hablar de la recreación que es prohibitiva, los restaurantes son para ricos, los bares y las discotecas están desapareciendo y si no fuera por los colmadones, el pueblo ni bailará ni se tomará un traguito, todo porque nadie puede pagar los excesivos precios de los alimentos procesados y las bebidas alcohólicas, cada día descendemos más en los niveles de vida, no nos han dejado de otra que tomar y jugar dominó en las calles;
10. Como si este calvario no se terminará, tenemos detrás a la DGII todo el tiempo que no nos suelta, con el ITBIS más alto de la región, con el agresivo impuesto sobre la renta y con el fastidioso IPI (impuesto a la propiedad inmobiliaria), que es como pagarle un alquiler de su propiedad al Estado después de haberla adquirido, aunque usted esté pagando un préstamo hipotecario, dígame cómo no se puede vivir con un estrés constante con todos estos acreedores atrás (ingleses diría mi mamá), persiguiéndonos, ¡qué vida más fatídica nos toca vivir a los dominicanos!

Lo peor es que para la mayoría de los dominicanos el gobierno nacional no existe, solo para que les paguen impuestos, porque cuando le devuelven algo a la población son miserias como las ayudas gubernamentales de 1,600 mensuales de las tarjetas, que a los que la reciben apenas les dan para comer dos días. No me imagino que les estarán sirviendo a los estudiantes en el desayuno y almuerzo escolar, porque con las ínfimas asignaciones que le pagan a los proveedores, ¡válgame Dios!

Pero este es el país que tenemos, y el Gobierno del Cambio que nos dimos, por lo que la lucha por la sobrevivencia lo justifica todo, porque no se le puede pedir a nadie que se muera de hambre junto a sus hijos, y ahí está una de las causas principales de la inseguridad pública y de la ola de raterismo que afecta a todos nuestros barrios.

El presidente Abinader no es el culpable de todos los problemas que tenemos, eso es verdad, pero es a él que le toca enfrentarlos para eso lo elegimos, con el propósito de que pueda buscar soluciones verdaderas no justificaciones, y, sobre todo, para que nos saque de esta inédita crisis lo mejor librado posible, como es el deber de todo estadista responsable, el tratar de resolver las penurias de la nación antes de pensar en reelección.

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