Por Roberto Veras
Villa Altagracia.- Las recientes lluvias provocadas por un disturbio tropical han dejado a su paso no solo agua y lodo, sino también comunidades enteras sumidas en la desesperación. En el municipio de Villa Altagracia, específicamente en los distritos municipales de La Cuchilla y Medina, la situación es crítica. Lo que alguna vez fueron simples caminos y puentes ahora se han transformado en obstáculos insalvables, aislando a estas comunidades.
La incomunicación con Villa Altagracia es una realidad palpable. Los puentes que conectan a estos distritos con el municipio principal se han convertido en testigos mudos de la furia de las aguas.
Badenes que deberían ser pasajes seguros ahora están desafiando la capacidad de las personas para llegar a sus destinos. El agua del río Mana y Haina se mantiene por encima del pavimento, actuando como una barrera infranqueable para la comunicación vehicular.
Esta situación no solo representa un inconveniente logístico, sino un obstáculo que impacta directamente en la vida diaria de los residentes. La realidad es que, ante la falta de puentes transitables, los ciudadanos de La Cuchilla y Medina se ven obligados a realizar un trayecto adicional y costoso para llegar a Villa Altagracia. ¿La única alternativa? Retornar por San Cristóbal, una provincia que se encuentra a más de 25 kilómetros de distancia.
Es comprensible que los desastres naturales no puedan preverse con certeza, pero la inacción ante las consecuencias sí es algo que puede y debe abordarse con urgencia. Los ciudadanos afectados merecen respuestas y soluciones por parte del gobierno central.
La falta de comunicación no solo impide la movilidad, sino que también obstaculiza la entrega de ayuda humanitaria esencial. ¿Cómo pueden llegar los suministros básicos a estas comunidades si la infraestructura de transporte está paralizada? Es imperativo que las autoridades centrales tomen medidas inmediatas para restablecer las conexiones viales y garantizar que la asistencia llegue a quienes más lo necesitan.
La solidaridad y la empatía son valores fundamentales en tiempos de crisis. Las comunidades de La Cuchilla y Medina no deberían sentirse abandonadas. El gobierno central tiene la responsabilidad de mostrar liderazgo y coordinar los esfuerzos necesarios para restablecer la normalidad en estas áreas afectadas.
La reconstrucción no solo se trata de reparar puentes y carreteras; se trata de reconstruir la confianza de las comunidades en la capacidad del gobierno para proteger y velar por el bienestar de sus ciudadanos. Cada día que pasa sin respuestas y acciones concretas es un día perdido para aquellos que están luchando por recuperar una vida normal.
De su lado, mientras la naturaleza desata su furia, la comunidades de la Cuchilla y Medina se enfrentan a otro desafío colosal: más de tres días sin energía eléctrica. Lo que debería ser un servicio básico se ha convertido en un lujo inalcanzable para aquellos que ya sufren las consecuencias del reciente disturbio tropical. La oscuridad se ha apoderado de las calles, dejando a los residentes en un estado de vulnerabilidad que clama por una pronta solución.
La falta de energía eléctrica no solo representa una incomodidad, sino que pone en riesgo la seguridad y la calidad de vida de miles de personas. Sin electricidad, las actividades cotidianas se ven paralizadas. La imposibilidad de refrigerar alimentos, la falta de iluminación y la incapacidad para cargar dispositivos básicos de comunicación son solo algunas de las dificultades que enfrentan los residentes de la Cuchilla y Medina.
La situación se vuelve aún más crítica para aquellos que dependen de equipos médicos alimentados por electricidad. Sin la capacidad de mantener estos dispositivos en funcionamiento, la salud y el bienestar de muchos se encuentran en peligro inminente. La falta de energía eléctrica no es simplemente una incomodidad, es una amenaza directa para la vida de los ciudadanos.
La pregunta que surge es clara: ¿dónde está la respuesta del gobierno central ante esta emergencia? Las comunidades de la Cuchilla y Medina no solo necesita palabras reconfortantes, sino acciones concretas. La restauración del servicio eléctrico debe convertirse en una prioridad inmediata.
Entendemos que los desastres naturales pueden desencadenar situaciones caóticas, pero la ausencia de un plan claro y eficiente para abordar la falta de energía eléctrica es inaceptable. Los ciudadanos de la Cuchilla y Medina merecen más que promesas vacías; merecen soluciones tangibles.
La falta de electricidad no solo es un problema técnico, sino un reflejo de la falta de resiliencia y preparación para hacer frente a situaciones de emergencia. El gobierno central tiene la responsabilidad de garantizar que los servicios esenciales se restablezcan de inmediato y de implementar medidas que eviten que situaciones como estas se repitan en el futuro.
Las comunidades de la Cuchilla y Medina no puede esperar más. Cada minuto sin energía eléctrica es un minuto en el que la seguridad y el bienestar de los residentes están en juego. Es hora de que el gobierno central demuestre su compromiso con la seguridad y el bienestar de todos los dominicanos. La tormenta pasó, pero la tormenta de la desesperación persiste. Es hora de actuar, es hora de reconstruir.
El deber de un hombre, es estar donde es más útil.