POR RAFAEL MÉNDEZ
Los sesgados apologistas del doctor Joaquín Balaguer le hacen un
terrible daño a las nuevas y futuras generaciones al pretender
presentar la cara o manos limpias del ex mandatario, con la
presentación de una impronta física que, de aceptarse como verdad
histórica, por extensión implícitamente se le endosa al sátrapa Rafael
Leónidas Trujillo Molina “porque ambos compartían los mismos
sentimientos” (1), y porque muchas de sus decisiones buscaban
“demostrar su compromiso silente con el pasado de Trujillo”.
Nada descubrimos al afirmar que ex presidente Balaguer, que fue figura
clave durante 43 años de dictadura, 31 de la satrapía de Rafael
Leónidas Trujillo Molina, “sin que se le pueda asociar a crímenes o
desafueros típicos de esa dominación autoritaria y opresora” (2) y
doce años de dictadura ilustrada que fueron una extensión del
“trujillismo continuista disfrazado de reformismo de Joaquín Balaguer”
(3).
“El 30 de mayo de 1961 Trujillo fue ajusticiado y, temporalmente, el
poder en la República Dominicana pasó a Ramfis. El doctor Joaquín
Balaguer, el presidente civil títere de “El jefe”, permaneció en su
puesto sin ninguna autoridad. Las fuerzas armadas juraron su lealtad a
Ramfis, sin embargo, fue incapaz de gobernar…
“Para noviembre de 1961 la Era de Trujillo había terminado”, sostiene
Brian J. Bosch, agregado militar yanquis en el país, entre 1971 y
1974, en su libro “Balaguer y los militares dominicanos”, y que tiene
como subtítulo “una dividida jerarquía de oficiales durante las
décadas de los años sesenta y setenta”.
El gobierno de los 12 años del doctor Joaquín Balaguer constituyó una
dictadura ilustrada, criminal y corrupta. Fue la vuelta al poder del
“trujillismo continuista disfrazado de reformismo de Joaquín
Balaguer”.
En la introducción de la citada obra, el historiador Bernardo Vega,
cuya Fundación Cultural Dominicana patrocinó la edición, asegura que
está consciente “de que algunas de las cosas que dicen chocarán y
molestarán a más de un lector”, al tiempo que destaca la trascendencia
de la misma porque está “escrita por un testigo de excepción, dada su
condición de agregado militar durante un período en el que la
injerencia política norteamericana en nuestro país fue intensa”.
Pero el historiador Bernardo Vega fue más incisivo al llamar la
atención por la forma y el fondo de “como analiza a los militares
dominicanos y sus incursiones en la política nacional desde el punto
de vista de un oficial militar extranjero” por lo que asegura estar
consciente de que “no hay dudas de que algunas de las cosas que dicen
chocarán y molestarán a más de un lector”, y es lo que demuestra que
más le motiva que “esta obra debe estar disponible” para los
dominicanos.
Y que la posibilidad de tener en sus manos “no sólo para aquellos
dominicanos que leen inglés y pueden comprarla en el extranjero, sino
para todos los dominicanos interesados en conocer las relaciones entre
el presidente Joaquín Balaguer y los militares dominicanos durante sus
doce años de gobierno, entre 1966 y 1978, y sobre todo hasta 1975”.
Además, porque es el “período que incluye las ocasiones del grupo
paramilitar “La Banda”, el aniquilamiento de elementos de la
izquierda, la renuncia colectiva de la alta jerarquía de las Fuerzas
Armadas al presidente Balaguer, el conflicto entre Neit Nivar Seijas y
Enrique Pérez y Pérez, la actitud de Elías Wessin y Wessin, así como
también la incursión armada liderada por Francisco Caamaño”.
En su implícita justificación de los abominables crímenes que se
produjeron durante los doce años de “trujillismo continuista
disfrazado de reformismo de Joaquín Balaguer”, el historiador y amigo
Manuel Núñez entiende que “esas circunstancias llevaron a la embajada
a utilizar nuestro país como lugar de experimentación de la doctrina
militar de Maxwell Taylor, servida por la misión militar
estadounidense. Los mecanismos represivos: grupos paramilitares,
persecución policial indiscriminada se hallaban relacionados con esa
circunstancia”.
Sin embargo, para el hombre de letras, Manuel Núñez, en su apología de
la obra “El Doctor”, de la autoría del mayor general José Miguel Soto
Jiménez, los 12 años de dictadura ilustrada, criminal y corrupta de
Joaquín Balaguer, limpiaron la broza impune del ex presidente desde el
momento mismo que “declara sin ambages que los excesos y los crímenes
que se cometieron, durante los llamados doce años, se debieron a que
tuvo que gobernar con unas Fuerzas Armadas medularmente trujillistas”.
Puntualizaciones necesarias
Para hablar de temas históricos, o más aún, discutir sobre esa
temática, no me siento con la autoridad suficiente ante las
personalidades referidas en el título de este trabajo, pero sólo
quiero recordarles que el doctor Joaquín Balaguer reincorporó a
importantes cuadros militares que habían servidos al régimen de
Trujillo, mientras que a otros los utilizó “en servicios especiales”
en el país y en el exterior. Esos criminales tenían varios años en el
exilio, y fueron rehabilitados en el gobierno de los 12 años, período
en el que entraban y salían libremente del país.
En cuanto a que Balaguer no puede ser “asociar a crímenes o
desafueros” durante la tiranía de Trujillo, Tony Raful refiere que el
presidente Rómulo Betancourt se negaba a visitar el país porque no
quería darle la mano a Balaguer, a pesar de que habían sido amigos.
Refiere Brian J. Bosch, quien era un cuadro militar yanqui en el país,
con todos los poderes en las filas militares, “que los bromistas en la
República Dominicana se divertían diciendo que en realidad Balaguer
fue quien secretamente había enseñado a Trujillo todo lo que sabia”.
El agregado militar norteamericano también recuerda que cuando los
militares tenían cercados a Los Palmeros, el 12 de enero de 1972, la
jerarquía de la Iglesia Católica intervino ante Balaguer en busca una
tregua, y pactar una salida para salvar la vida de los muchachos, y el
mandatario a propósito le dio largas a la cita para dar tiempo a que
“Nivar Seijas hiciera su trabajo”.
Brian J. Bosch, “Balaguer y los militares dominicanos”. Pags.59 y 62.
(2) Tony Raful Tejada, Prólogo del libro “El Doctor”, de la autoría
del mayor general José Miguel Soto Jiménez, pag.21.
(3) Jesús Adolfo Becerril Valencia, en su libro “Juan Bosch. Una vida
por la democracia. Una biografía política”