Por JHONNY GONZALEZ
En el escenario político nacional actual se advierte la conformación de
dos bloques enfrentados en una polarización de dos visiones distintas en
torno a las ejecutorias e implementación de políticas públicas destinadas
a fortalecer los planes de desarrollo del país en materia económica,
social, infraestructura, institucional y otros aspectos claves para
alcanzar el bienestar común.
En ese contexto, los plazos fatales que establece la Ley 33-18 de
Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos, vigilados con sigilo por
la Junta Central Electoral -JCE- para su estricto cumplimiento, han
acelerado el proceso de alianzas entre las organizaciones políticas que
aspiran, unas, a retornar al poder y, otras, a preservarlo, en las
próximas contiendas, pautadas para febrero y mayo del 2024.
La primera de estas alianzas -estratégicas-, surgidas al tenor de los
acontecimientos electorales más prominentes, denominada Rescate RD,
la integran el Partido Revolucionario Dominicano -PRD-, liderado por el
ingeniero Miguel Vargas; Partido de la Liberación Dominicana -PLD-,
bajo la conducción del expresidente, licenciado Danilo Medina y el
Partido La Fuerza del Pueblo que lidera el exmandatario, doctor Leonel
Fernández.
Si analizamos las credenciales de los principales protagonistas que
impulsaron el acuerdo, no cabe dudas de que se trata de los tres
partidos pilares en la cristalización del proceso democrático del país y de
su desarrollo económico, social e institucional. El PRD, fundado por el
profesor Juan Bosch y otros importantes líderes políticos, enarboló la
causa de la democratización del país en medio de las condiciones más
adversas.
En 1978, venciendo las sombras y los estigmas de la Guerra Fría, una
cortina de hierro que satanizaba cualquier acto de redención social, en
su obsesión por contener la expansión del comunismo en la región, el
PRD hacía su gran aporte histórico a la nación: libertad y democracia.
Punto de partida para la consecución del desarrollo a que aspiraba,
legítimamente, la sociedad dominicana en su conjunto, en consonancia
con un mundo que empezaba a dar señales de grandes
transformaciones.
Dieciocho años después, le correspondió al Partido de la Liberación
Dominicana -PLD-, también fundado por el profesor Juan Bosch, iniciar
un proceso de transformación y modernización, dirigido por un
aventajado joven político dominicano, doctor Leonel Fernández, dotado
de un nivel intelectual, inusual en una persona de su edad, que abarcó
los ámbitos económicos, sociales, institucionales, educativos, servicios
públicos, infraestructura vial, transporte, etcétera, logrando encausar a
la República Dominicana por la senda del progreso y el desarrollo,
impulso que fue retomado, con éxito, por el expresidente Danilo Medina.
Desde la Fuerza del Pueblo, el expresidente, doctor Leonel Fernández,
se ha propuesto su retorno al poder para completar la obra que inició en
el l996 y concluir el proceso de transformación y moderación que
requiere el país, en medio de una coyuntura compleja que amerita de la
experiencia de un político como Leonel Fernández, quien ha demostrado
un excelente manejo de crisis, verbigracia, el descalabro económico
heredado de la administración de Hipólito Mejía en el 2004 y la crisis
financiera internacional del 2008.
En contrapartida, la alianza que encabeza el actual presidente de la
república, licenciado Luis Abinader y un conjunto de partidos políticos –
bisagras-, constituye, por los hechos, un franco retroceso para el
proceso económico, social e institucional de la nación. Los tres años de
administración del Partido Revolucionario Moderno -PRM- han significado
un evidente deterioro en la prestación de los servicios públicos.
Pasaportes, energía eléctrica, transporte, educación, seguridad
ciudadana y un excesivo endeudamiento que compromete el futuro de
las nuevas generaciones de dominicanos.
Acompañado por el Partido Reformista Social Cristiano -PRSC-, que más
que un partido, se asemeja a una hacienda, en la que los herederos
luchan entre sí por el control del patrimonio; el Partido Revolucionario
Institucional -PRI-, una pequeña escisión del otrora PRD por las
diferencias personales entre José Francisco Peña Gómez y Jacobo
Majluta y el Partido Revolucionario Social Demócrata -PRSD-, fundado
por Hatuey Decamps, a su salida del PRD.
Los demás, Cambio por la Democracia -CxD- Justicia Social -JS- Partido
Demócrata Popular-PDP- Partido Nacional Voluntad Ciudadana -PNVC-
Partido Cívico Renovador -PCR- y Unión Demócrata Cristiana -UDC-,
entre otros, aspiran a ser beneficiados por el juramento del presidente
Abinader a Radhamés Zorrilla Ozuna durante el acto de su proclamación
por el Partido Renovador, en un evidente pacto con el retroceso.
El autor es periodista. Reside en Nicaragua.