Juez de estos tiempos no puede ser cualquiera

Por LUIS ENCARNACION PIMENTEL

El avance democrático del país y el referente promisorio que tenemos en el Tribunal Constitucional, no admiten decisiones o manejos que impliquen retroceso, ni la existencia de jueces o de cortes que se doblen, que cedan a presiones o entren en complicidad con intereses políticos, de grupos económicos o de agendas internacionales.

Juez de estos tiempos de vida democrática y de búsqueda del anhelado fortalecimiento institucional no puede ser cualquiera. Y el que lo es, el que ya llegó, sin importar circunstancia ni palanca, sabe que, en el acto, su compromiso es con el cumplimiento del deber, con la equidistancia, el equilibrio, la mesura y la responsabilidad inquebrantable, siempre a tono con el mandato de las leyes y de la Constitución.

Del accionar correcto, del buen ejemplo, derivan la confianza y la credibilidad. Clave, fundamental esto último para la paz social y la tranquilidad del país, en especial cuando hay eventos o retos políticos de por medio.

Lo anterior viene a cuenta, por el reciente e imprudente traspié dado por el Tribunal Superior Electoral al auto declararse “competente” para intervenir en el conflicto interno, y por demás penoso y vergonzoso, del Colegio de Abogados.

Por falta de competencia, y por cuestión de mera prudencia frente procesos electorales agendados para los próximos meses, el tribunal en cuestión debió preservarse y no meter las narices en un conflicto interno de un gremio profesional que nada tiene que ver con su materia, que es exclusivamente la electoral.

Los jueces del TSE, al amparo de un reglamento interno, no de la ley, se meten donde no los llamaron ni debieron meterse, pasando por alto el gran daño que le infringían a los factores confianza y credibilidad, muy necesarios frente los grandes desafíos y reclamos que pudieran derivarse de los procesos electorales próximos, y para los cuales debieron estar preparados, no expuestos a ser cuestionados o recusados.

Se olvidaron los magistrados en cuestión que los conflictos de los gremios profesionales son materia del TSA, no de ellos; y por no rebuscar, también pasaron por alto que hasta hay sentencias al respecto, o sea, que hay jurisprudencia sobre el tema.

El lio o tollo actual del Colegio de Abogados es político, no legal. ¿Y usted se imagina que el TSE se metiera, sin ser de su competencia, a mediar o arbitrar todos los conflictos y berenjenales que se dan en los diversos sindicatos de trabajadores y gremios profesionales del país?

En fin, la extralimitada decisión del TSE serviría para tres cosas: para retrasar lo del Colegio de Abogados, para dañar su propia credibilidad y para que el TC apare y les refresque la memoria a los jueces de la instancia electoral.

¿Si se arriesgó la confianza con un tema subalterno, como se hizo, qué podría pasar en la eventualidad de conflictos y reclamos de orden mayor en las próximas elecciones? Por eso, insisto, juez de estos tiempos no puede ser cualquiera.

encar-medios@hotmail.com 

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