Por: Jhonny González
La República Dominicana está presenciando una reconfiguración de su mapa político. Los liderazgos que por años han dominado la escena ceden espacio a una nueva generación de figuras emergentes, y entre ellas, Gloria Reyes se destaca con una proyección singular. Su ascenso no es fortuito; es el resultado de una trayectoria meticulosa, una capacidad de gestión probada y una visión que la posicionan como una de las líderes más prometedoras del país.
El camino de Gloria Reyes hacia el liderazgo no se ha basado en la notoriedad fugaz, sino en la construcción de un perfil sólido y confiable. Antes de asumir la dirección de Proyectos Estratégicos y Especiales de la Presidencia (PROPEEP), su labor como diputada fue una escuela de aprendizaje y un reflejo de su compromiso social. En el Congreso, se ganó el respeto por su enfoque en iniciativas legislativas que impactaban directamente la vida de los jóvenes y las comunidades vulnerables, demostrando un cabal conocimiento de las necesidades reales de la población. No se limitó a discursos, sino que impulsó propuestas concretas, cimentando una reputación de legisladora comprometida y efectiva.
Sin embargo, fue en el PROPEEP donde su liderazgo floreció plenamente, pasando de la formulación de leyes a la ejecución de políticas públicas de gran envergadura. En esta posición, ha demostrado ser una gerente social excepcional, con la capacidad de transformar planes en realidades tangibles. Los programas bajo su dirección, como la formalización de trabajadores informales y las intervenciones en zonas de alto riesgo social, han trascendido la retórica política para ofrecer soluciones concretas. Su gestión se ha caracterizado por la eficiencia, la transparencia y un enfoque en los resultados, lo que ha generado una percepción positiva en la ciudadanía, rompiendo el escepticismo sobre la capacidad de los políticos jóvenes para gestionar.
El liderazgo de Gloria Reyes se diferencia significativamente de otros cuadros emergentes en el espectro político dominicano. Mientras que algunos han optado por construir su influencia a través de plataformas digitales o una alta exposición mediática, Reyes ha priorizado un liderazgo de base, anclado en la acción y el servicio. Su fuerza reside, al igual que otros prominentes liderazgos jóvenes emergentes como el de Omar Fernández, de la Fuerza del Pueblo y Juan Ariel Jiménez, del PLD, en el trabajo de campo y la conexión directa con la gente, una estrategia que le otorga una autenticidad y credibilidad que a menudo no tienen aquellos cuyas carreras se construyen en las redes sociales.
Dentro del Partido Revolucionario Moderno (PRM), compite con figuras jóvenes de gran valía, pero su perfil de gestora de alto rendimiento la sitúa en una categoría aparte. No es solo una promesa; es una realidad probada en la administración pública. Su rol como mujer joven en la política es, además, un factor catalizador. Representa la ruptura con los viejos esquemas, demostrando que la capacidad de liderazgo no tiene género ni edad. Su ascenso inspira a una nueva generación de mujeres a tomar las riendas y a asumir roles de decisión, convirtiéndola en un referente para un futuro político más equitativo.
La decisión de Gloria Reyes de aspirar a la Secretaría General del PRM es un movimiento lógico y audaz. Este cargo es el nervio central de la estructura partidaria, y su ocupación le permitiría no solo consolidar su influencia interna, sino también proyectar su visión a nivel nacional. La militancia del PRM está cada vez más consciente de la necesidad de oxigenar sus cuadros directivos con figuras que, además de compromiso, demuestren capacidad.
Las probabilidades de que Reyes obtenga este puesto son elevadas. Su experiencia de gestión social le da una ventaja significativa sobre otros contendientes. Ha demostrado que puede movilizar equipos, ejecutar proyectos complejos y entregar resultados, habilidades que son cruciales para el funcionamiento de un partido político. Además, su cercanía con la base del partido y su capacidad para conectar con la gente la posicionan como una candidata con arraigo y proyección. De alcanzar este objetivo, Gloria Reyes se confirmaría no solo como una de las principales líderes del PRM, sino como una fuerza política emergente con un potencial indiscutible para influir en el futuro de la República Dominicana.
El autor es licenciado en Estudios Internacionales, Periodista, ex Diplomático y Catedrático.