sábado, noviembre 2, 2024
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Una frontera o un desorden inadmisible

Por: CARLOS RICARDO FONDEUR MORONTA.

De niño escuchaba decir a mi padre, que era pescador de afición, que el buen pescador pesca en río revuelto y aunque no soy conocedor de ése deporte, su similitud con el accionar de gentes y países, me hace creer que es cierto.

Si hay algo que hay que reconocer a la dirigencia política, militar y económica de Haití, es su relación directa con grandes empresarios de la comunicación del Canadá, que son expertos en propaganda política, ofrecen asesorías a candidatos de muchos países de todas las ideologías y mantienen una extensa comunión con los tejedores de entramados de alta gama de la política haitiana contra la Republica Dominicana.

Quien logre entender los métodos usados por los directores de medios de comunicación masiva de Haití, podemos ver que tenemos de frente la imagen terrorífica de Paul Joseph Goebbels, un general de la Alemania hitleriana experto en el manejo de la psicología de la comunicación y propaganda. Hay alguien en Haití que coordina esas acciones, un jefe en Canadá y otro en la República Dominicana que les sirve de secuaz.

Los haitianos no les dan cabida a los periodistas que difieren con su alta dirigencia enfilada siempre a la confrontación con su país vecino. Ellos no admiten bajo ninguna circunstancia, la más mínima muestra de disentimiento en su proyecto de desacreditar a la república Dominicana ante los organismos internacionales.

Cualquier motivo, válido o no, puede ser agrandado secuencialmente en los principales diarios en todos los idiomas del mundo, donde su puntualidad es siempre denostar la razón y hacer notar que los dominicanos usamos racismo contra negros, supremacía militar y económica contra los ciudadanos haitianos a sabiendas de que Haití representa la nación más empobrecida del hemisferio y que por su color de piel y raza, se ven subyugados al poderío dominicano.

Si observamos los diarios The New York Time, ABC, CNN, Univisión, Reuter, los medios europeos y unos tantos latinoamericanos, la tendencia psicológica utilizada es semejante a los métodos de desviación de la realidad, colocándola en su punto más conveniente a un objetivo, que es el que utilizó Goebbels en Alemania y cuyos resultados aún se discuten, como si existió o no el holocausto contra los judíos y que son objeto de estudios en las universidades.

Los métodos arbitrarios de manipular la información llegan al límite que los dominicanos no debemos soslayar, al pretender la pléyade política haitiana llevarnos al rincón del ring en el que ya ellos están posicionados cuál trinchera establecida por los expertos en comunicación apertrechados en los medios antes descritos. No existe un método desde el gobierno dominicano para contrarrestar esa embestida propagandística y es como una granada que nos puede estallar en la cara.

Entonces, estaríamos hablando en demasía en nuestros pequeños medios locales, sin tener un acceso digno y sincero en los iguales internacionales, con poderío económico de gran peso, ya que representan el motivo oculto de hacerse de la nación haitiana, tratando de demostrar que la apoya, mientras sus verdugos enquistados en las grandes ciudades se aprovecharán de las riquezas que subyacen en suelo rico, pero albergando a la población más pobre y mancillada de las américas.

La manera de proceder de los gobiernos indican la falta de interés en la creación de un organismo de análisis de la información de seguridad nacional que recolecte informaciones y sean sometidas a un riguroso análisis, con personal experto que mantenga cordura y mente fría, a quienes el gobierno les garantice seguridad personal y en su entorno y asegure un estado mental optimo, para obtener como resultado el suministro urgente, veraz y comedido de las informaciones y ponderaciones sobre seguridad del Estado.

El gran problema existencialmente negativo, es que los dominicanos optamos por desvirtuar cualquier opinión vertida por expertos, para dar por buena y valida simples apreciaciones sobre temas puntuales que al final del camino nos harán tropezar con la misma piedra.

“Aprobada la absolución de Publio Clodio Pulcro y la marcha del futuro dictador hacia Hispania, donde tenía que servir como dictador, dejó para la posteridad una famosa enseñanza plasmada en el refranero popular y que reelabora ligeramente su respuesta a las matriarcas que pedían que siguiese con Pompeya: «La mujer del César no solo debe serlo, sino también parecerlo», mientras decimos que la mentira hay que decirla aunque parezca verdad.

Por vía de las redes sociales, nos están llegando un boom de páginas, reels y videos medianos y largos que no se conocían e el país, pero que al arribar el conflicto fronterizo a su estado de ebullición, las han sacado al extremo de hacernos sentir que nos las están estrujando en la cara, desvirtuando amañadamente, con las mentiras mas vulgares, toda la realidad de cuanto acontece en la frontera. Para eso, YouTube, Meta, Google, X, no saben apreciar que se trata de medios usados para difamar y mentir.

La frontera domínico-haitiana es un desorden organizado por los ricos haitianos y dominicanos aupados por una batería de periodistas y comunicadores, emporios de la comunicación que buscan pescar en rio revuelto para sacar las ventajas que otorga el más fuerte, el más hábil.

El autor es periodista, ensayista literario, crítico de cine, articulista, residente en Santiago de los Caballeros, República Dominicana.

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