Por GERMAN PEREZ
A nadie con un mínimo de conciencia e inteligencia, extraña que las Naciones Unidas (ONU) regrese a sus andanzas de origen, vuelva a transitar por el infame camino de apoyar a los malos del mundo, a quienes son referentes de los antivalores, de lo podrido y de las peores causas cívicas, individuales y colectivas.
Siempre, siempre o casi siempre, ha sido así, y sigue siendo la costumbre y el pernicioso accionar de las Naciones Unidas en temas cruciales y puntuales de derecho, de soberanía y hasta de supervivencia de naciones enteras o de etnias importantes de muchas regiones del planeta.
Pero que yo recuerde, nunca como ahora la ONU había tomado partido, había actuado tan groseramente, tan descabellada y torpemente en defensa de un ciudadano, en particular, de un político enano, sin abolengo masivico, sin representar a una raza o un Estado, simplemente, un hombre común y corriente, como lo es Jean Alain Rodríguez, el «presidentico» que por veleidades de la política fue colocado, en 2016 como procurador general de la República.
Esa bochornosa conducta de las Naciones Unidas en defensa del ex procurador general de la República, constituye su reiteración como organismo defensor de las peores causas y valores, en detrimento de lo mejor, de lo más sano y conveniente para las sociedades de hoy en día. En el proceso judicial que atañe al ex-funcionario público, ni la ONU, ni ningún otro organismo internacional, debió ni debe involucrarse, ni siquiera opinar, por bien o por mal, porque es un derecho inalienable, irrenunciable de este país y de todos los países del mundo.
Y en caso de hacerlo, la ONU debió estar y respaldar las acciones de nuestro gobierno, por conducto del Ministerio Público, encarnado en la Procuraduría General de la República. Sí, porque las Naciones Unidas fueron creadas para la salvaguarda de la paz, para la protección de los derechos humanos, y para combatir la corrupción de Estado, el terrorismo y las desigualdades colectivas.
Pero extrañamente, en este caso, el de Jean Alain Rodríguez, la ONU da la espalda, patea públicamente el esfuerzo, el trabajo de adecentamiento de la vida pública, de persecución del crimen y el peculado, que realiza el gobierno del presidente Luis Abinader. Lo mismo, ha hecho contra el gobierno salvadoreño de Nayib Bukele, y contra el Estado de Israel, poniéndose del lado de los palestinos.
Y lo peor para todos los dominicanos es que la ONU, siempre ha estado del lado haitiano en nuestra histórica confrontación por el sagrado derecho nuestro a vivir en paz, a que se respete nuestra soberanía, nuestra integridad territorial, cultural y política.
Resulta que el ex -procurador Jean Alain Rodríguez, no es jefe de Estado o de gobierno, ni siquiera un líder político de masas para que la ONU salga torpemente en su defensa jurídica, siendo culpable o inocente de los hechos que se le imputan. Por ello, lo justo, decente y sensato es permitir que la justicia actúe, concluya su trabajo, sin ataduras, sin presiones, ni chantajes políticos internos y externos.
A todo pulmón reitero que, tanto el trabajo de Bukele en El Salvador para eliminar el pandillerismo, el crimen y el descarado robo público, y el que realiza Abinader aquí, en la misma dirección, debieron y deben ser respaldados por todos los organismos internacionales y por todos los ciudadanos que abrazamos lo limpio, lo decente y lo mejor, colectivamente hablando.
Aunque resulte utópico, espero que las Naciones Unidas rectifique a tiempo, porque de lo contrario seguirá acentuando el desprecio que ya cosecha, desvirtuando su origen y esencia de trabajo para convertirse en una gran pocilga mundial.