Roberto Veras
Opinión
SANTO DOMINGO ESTE.- En el complejo escenario de la política dominicana, las trayectorias de los líderes a menudo presentan giros sorprendentes. Tal es el caso de Antonio Taveras, quien antes de asumir su papel como senador de Santo Domingo, se destacaba como un respetado dirigente empresarial y, de hecho, ocupó la presidencia de la Asociación de Industriales de Herrera.
Sin embargo, su transición a la arena política ha dejado perplejos a muchos observadores, especialmente aquellos que recuerdan su activa oposición a la reelección presidencial de Danilo Medina. En sus primeros pasos en la política, Taveras se alzó como un férreo opositor a la reelección, manifestando su compromiso con la alternancia y el respeto a los principios democráticos.
Su postura resonó en un momento en que el debate sobre la continuidad en el poder era ferviente en la República Dominicana. No obstante, lo que ha desconcertado a muchos es el cambio drástico en su posición una vez que se convirtió en senador. La incoherencia se hace evidente al observar la falta de claridad sobre los proyectos específicos que Taveras ha impulsado durante su gestión senatorial.
Mientras que en sus primeros días en la política se le asociaba con la defensa de valores democráticos, la transparencia y la rendición de cuentas, los ciudadanos se encuentran ahora buscando señales de cómo ha traducido esos principios en acciones concretas en el Senado. La opacidad en torno a sus iniciativas y proyectos deja a la ciudadanía con preguntas legítimas sobre la coherencia entre sus palabras y sus acciones.
Lo más sorprendente, quizás, es el giro completo en su postura respecto a la reelección presidencial. ¿Cómo un hombre que se erigió como un crítico acérrimo de la perpetuación en el poder puede, luego de asumir una posición influyente, convertirse en defensor de la reelección? Esta transformación ha dejado a muchos preguntándose si sus convicciones eran auténticas o simplemente estratégicas, adaptadas para ganar popularidad en un momento específico.
El cambio de Antonio Taveras, de anti reeleccionista a abanderado de la reelección, plantea preguntas fundamentales sobre la integridad y la coherencia en la política. La ciudadanía merece líderes que no solo articulen principios sólidos, sino que también los respalden con acciones tangibles. La falta de claridad sobre sus proyectos y el viraje en su postura política socavan la confianza de aquellos que lo respaldaron en sus primeros días en la política.
En un momento en que la transparencia y la coherencia son esenciales para fortalecer la democracia, los líderes políticos deben rendir cuentas a aquellos a quienes sirven. La incoherencia de Antonio Taveras, desde su oposición inicial a la reelección hasta su actual defensa de la misma, pone de manifiesto la importancia de un escrutinio público continuo y la necesidad de que los líderes políticos demuestren con hechos su compromiso con los principios que profesan.
El deber de un hombre, es estar donde es más útil.