Por: Francisco C ruz
El dirigente, del PRM, que hace más de dos décadas, protagonizó un acto de protesta -frente a la Liga Municipal- que, además de ponerlo en primera página de los diarios, cobró impacto político-popular al sumar al argot político una frase: “entren to’ c…” que, hasta el mismo jefe de la policía de entonces, no pudo detener, pues el ímpetu y la determinación, del otrora senador, se tornó corajuda o imparable, al punto que, de detenerlo, seguramente hubiese sucedido algo peor….
Aquello fue un acto de rebeldía-turba extrema; pero ahora, el dirigente, ante la convención de su partido, junto a otros de su mismo ímpetu -de arma a tomar (lo decimos, en sentido gráfico)-, no solamente aspiran, sino que han dicho que harán respetar la democracia interna y no permitirán, según han expresado, que una “convención de empleados” sustituya el derecho de las bases a elegir las autoridades de su partido. Ojalá no se les ocurra apelar al mismo recurso de hace dos décadas.
Habría que ver, por otro lado, cómo, las actuales autoridades del PRM, le buscarán una salida a la anunciada decisión o determinación de esos dirigentes para evitar repetir el “entre to’ c…” o, algo peor, precisamente, como nació, paradójicamente, ese partido al desprenderse del PRD: !a tiros y sillazos…!
Dios quiera que no; y que civilizadamente los perremeístas le busquen un bajadero menos traumático y civilizado, al posible y latente “entren to’ c….”.
Sin embargo, esa falencia -democracia interna- es inobservancia y practica en todo el sistema de partido cuyas cúpulas, sin importar partido o siglas, se aferran a un esquema de dirección política vertical que les garantiza-perpetúa hegemonía y control absoluto de esas organizaciones otrora espacio de debates, ideas, critica-autocritica, respeto a la posición de minoría y fundamentos ideológicos-doctrinarios. Todo ello, de espalda a la historia reciente, hemisférica y global, que ya certificó la defunción de esos “aparatos” y sus jerarquías antidemocráticas.
En nuestro país, a pesar de que los partidos tradicionales siguen siendo referentes electorales, hay señales latentes de que, no por mucho tiempo, esas cúpulas seguirán monopolizando la vida orgánica e institucional de esos partidos, pues los procesos y los cambios -de paradigma político-ideológico- son indetenibles, sino que ausculten en lo que acaba de suceder en Chile con el ascenso al poder del joven Gabriel Boric (¡Ojo, pues!).