Por Roberto Veras
SANTO DOMINGO.-El 30 de mayo debería ser recordado como el «Día de la Libertad de Expresión» en República Dominicana. Este día marca el ajusticiamiento del dictador Rafael Leónidas Trujillo, ocurrido el 30 de mayo de 1961 en la avenida George Washington mientras se dirigía a su casa en San Cristóbal.
Trujillo gobernó con mano de hierro la República Dominicana durante 31 años, ejerciendo un régimen de represión y control absoluto a través de intermediarios y políticas autoritarias.
La caída de Trujillo abrió la puerta a la democracia en el país. Tras su muerte, se llevaron a cabo elecciones democráticas, y Juan Bosch fue elegido presidente.
Bosch se embarcó en una serie de reformas agrarias significativas, que buscaban mejorar las condiciones de vida de los campesinos y redistribuir la tierra de manera más equitativa.
Sin embargo, estas reformas le hicieron perder apoyo entre las clases altas, que veían amenazados sus privilegios y su influencia.
El 30 de mayo, por tanto, simboliza no solo el fin de una dictadura opresiva, sino también el comienzo de un camino hacia la democracia y la justicia social en República Dominicana.
Es un día que debe ser dedicado a la reflexión sobre la importancia de la libertad de expresión y los derechos humanos, recordando los sacrificios que se hicieron para alcanzar la libertad y la democracia que hoy se disfrutan.
El deber de un hombre, es estar donde es más útil.